Módem Family. O Jack Bauer también tiene que pagar la hipoteca

Entra un ciego a una cocina, coge un rallador y al tocarlo exclama: ¡Pero quién ha escrito esta gilipollez!»

Pues algo así como en el chiste sucede al ver el piloto de Touch, la nueva serie del creador de Heroes vuelve a insistir en lo que hacía débil a su anterior propuesta, una hilarante filosofía «Nokia: Connecting people» de la vida por la que supuestamente todos estamos conectados. Si en el anterior caso eran personas con poderes, ahora lo es gente normal que está unida por patrones númericos y que al cruzarse cambian sus vidas. Pero la sugestión no llega hasta aquí, un niño autista conoce los patrones por los que todo el mundo está unido, las líneas invisibles para poder no solo predecir, sino incluso alterar el futuro. Y casualmente ese es el hijo de Kiefer Sutherland, hasta aquí podíamos llegar.

- Chloe, dime cómo salir de esta serie. Rastrea la señal y tráeme un helicóptero, YA!

Aceptar la premisa argumental es ya harto complicado, lo difícil de asumir es la tremenda convicción con la que se crea y expone una trama tan ridícula, imposible de tomar en serio, cuyos débiles nexos entre personajes son en la mayoría absolutamente cómicos, cuando no ya retorcidos emocionalmente, lo que los hace más graciosos todavía. Cada giro de guión supera al anterior, en lugar de Touch la serie debería llamarse «POR LA CARA», porque así es como se ocasionan todas las relaciones dramáticas, aunque una serie capaz de juntar a Chris Rock y el terrorismo islámico se merece el mayor de los respetos.

Por lo tanto, la artificialidad y complejidad de la idea se reduce de manera simplista al drama familiar del padre, viudo e incapaz de educar a su hijo autista. Es inevitable pensar que esta propuesta podría haberse explotado de modos más sugerentes. Todos recordaremos ‘Pi’ de Aronofsky, pero Touch se parece mucho más a la infumable «El número 23», del inefable Joel Schumacher. Queda claro que FOX, como es habitual, no pretende hacer una serie de calidad, ha buscado un producto de éxito en el que amoldar a su estrella, algo digerible para todos los públicos pero lo más idiota posible, capaz de triunfar en todas las partes del mundo, y lo han encontrado. Historias cruzadas en busca de la felicidad con trasfondo familiar y un tono entre fantástico y de globalización de garrafón que probablemente calará en los espectadores, pretendiendo convertir esta monumental chorrada en el nuevo fenómeno televisivo. No se si lo conseguirán, apostaría que si, desgraciadamente, pero lo que no se puede negar es que han puesto todo su esfuerzo en ello.

-NOOOOOOO. Esta serie es más mala que Nina Myers. Y no recuerdo el PIN del móvil, hijo, dímelo, contesta, cuál es. Oye... mierda.

Hay una secuencia que ejemplifica el estropicio. En 7 temporadas de 24 (serie a reivindicar, ahora y siempre) nunca vemos y se evita acertadamente tocar un tema que aquí se nos presenta de manera miserable. Ese no es otra que la visita del pobre Kiefer/Jack/Medaigualcomosellameenestetruño a la tumba de su esposa, que por si no fuera suficiente murió en el atentado a las Torres Gemelas, pero ahí no queda todo, su muerte, de alguna extraña manera, está conectada a los números que su hijo predice. Por lo que tenemos dramón familiar para rato. O de seguir así una comedia, más bien.

-Periódico, o me dices que la serie será un éxito o te torturo hasta que confieses.

CONCLUSIONES

– Si quieres ser una estrella de youtube solo tienes que grabarte cantando en el móvil, ir al aeropuerto y meterlo en una maleta random. Aparecerá en la otra parte del mundo y te harás famoso.
– Si has perdido el móvil no pasa nada, que te vas a Japón y la operadora del 1004 te pone en pantalla gigante las fotos de tu hija para de paso salvar tu matrimonio.
– Puedes ser autista y también hacer la pseudo existencialista voz en off de la serie, pero no le vayas a hablar a tu padre que eso está muy feo.
– Juega el mismo número en la primitiva todas las semanas, que al final toca.
– Y por favor, que alguien le busque un asilo a Danny Glover.

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El Artista

10/04/2011

Enrique González Macho, nuevo presidente de la Academia de Cine

Será el decimotercer presidente de este organismo y sucederá a Álex de la Iglesia

14-12-2011

Enrique González Macho cree que el Gobierno cedió ante «la delincuencia» con la ‘ley Sinde’

15-12-2011

González Macho muestra «estupor» por el freno de Zapatero a la «ley antipiratería»

23-12-2011

José María Lasalle, nuevo secretario de Estado de Cultura

González Macho dice que «Lassalle tiene criterio propio y eso es muy importante»

El nuevo secretario de Estado de Cultura, todo un impulsor de la ‘Ley Sinde’

Consiguió que el PP apoyase al PSOE en la reforma contra las descargas

24-12-11

La cultura, satisfecha con su secretario de estado 

28-12-11

González Macho rectifica: «A partir de ahora vamos a pensar en hacer buenas películas y en promocionarlas mejor para que todo el mundo pueda verlas. Corregiremos las suspicacias que generan las subvenciones para que estas sean más justas. Fomentaremos una industria y no enriqueceremos a un grupo de productores a los que no les interesan las películas. Veremos en internet un mercado por explotar y no un enemigo. Reconoceré que soy Francis Ford Coppola.»

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A falta de NBA, bueno es David Hasselhoff

Si David Stern se ha empeñado en que este año no haya NBA, otro David tiene que saciar nuestras ganas de baloncesto. Ahora que nuestro ídolo de la juventud se encuentra promocionando la segunda parte de Fuga de Cerebros, es buen momento para recuperar estas dos apasionantes joyas protagonizadas por The Hoff, una en sus años mozos y la otra en su esplendor. Si creías que lo habías visto todo, ÉL nunca dejará de sorprendernos.

Ríete, pero todavía no sabes que el autostop se hace cuando quieres viajar en coche, no cuando vas montado en él.

En los 90 tuvo mucho éxito la divertida «Los blancos no la saben meter» (White men can’t jump), en la que Woody Harrelson y Wesley Snipes se ganaban la vida como jugadores de baloncesto callejero. Los vigilantes de la playa decidieron darle un homenaje en el titulo del episodio Lifeguard’s can’t jump, que nos descubre a David Hasselhoff como una auténtica estrella del baloncesto (no). Pido a todos ver el episodio entero porque merece la pena, no hay palabras para explicarlo, pero aún así lo voy a intentar.

Mitch Buchanan junto a su amigo negro (que porque sea negro parece que tiene que jugar bien a basket, y juega bien aún viéndose claramente que es un NAF) investigan un crimen, y lo hacen jugando pachangas hasta descubrir quien es el culpable. Así de absurdo y de genial es el episodio, un cúmulo de ralentizados, mates increíbles y tiros que entran a cámara lenta como nunca habréis visto, toda una oda al baloncesto callejero y al rictus facial e interpretativo de un Hasselhoff que por su juego en la zona bien podría ser pivot del C.B Granada.

Mitch con su amigo de The Cleveland Show, preguntándose cual de las dos camisetas mola más.

Aunque todo el episodio esté repleto de momentazos, como siempre lo importante viene al final. Esto si que no os lo podéis perder. En el minuto 34 juegan la pachanga contra el supuesto culpable, todo un clínic de baloncesto culminado con su detención. La verdad es que esa gente estaba en forma. Aunque lo mejor se lo reservan para el epílogo: Minuto 41, después de resolvernos el crimen David entrena para dejar de ser un paquete, reta a su amigo y nos deja a todos con la boca abierta haciendo un mate digno de un jugador profesional. Lástima que los efectos no estén muy allá (vamos, no los hay, más barato que dejarlo de espaldas no hay nada) y se vea claramente que es otra persona la que hace el mate, pero la cara de triunfo final con la que nos sonríe  nuestro héroe al darse la vuelta -y su nombre aparecer impreso como productor- hace que no me importe. Es el puto amo, es su serie y puede hacer lo que le de la gana. Viva David Hasselhoff y viva el baloncesto, joder.

Nota: Si algún valiente ve el episodio completo disfrutará de una apasionante trama de relleno (y nunca mejor dicho) acerca de como un julai se enamora de Pamela Anderson -cuando está no parecía su muñeco de cera- e intentará conquistarla pese a estar de luna de miel con su mujer. Diversión al límite.

Cleveland luego dio el estirón

Pero aquí no acaba todo, en los locos años 70 nuestro ídolo, que se tenía que ganar la vida de alguna forma, actúo en una de esas películas bizarras que a veces nos regala el séptimo arte: La venganza de las cheerleaders. Una comedia semi-erótica de institutos en el que las cheerleaders se vengaban de todo el mundo… enseñando sus atributos. Por supuesto The Hoff es la estrella del equipo de baloncesto y el tío más buenorro, como no podía ser de otra manera a las cheerleaders se les cae la baba (y más cosas) cuando lo ven entrenar. Atención a la estampa, les dejo reflexionar.

Ahí hay peso

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Aquí no hay quien viva. Y menos van al cine.

El Festival de cine español de Málaga no suele ser el lugar idóneo para ver cine español, valga la redundancia. En lugar de dedicarse a pleno pulmón como muestra de jóvenes talentos o retrospectiva del mejor cine español, se convierte en un lugar para publicitar lo peor del mismo, una pasarela de famosos por una alfombra roja abarrotada de adolescentes esperando un autógrafo y fotografiarse con la estrella de la serie de Antena 3 de turno. Pero a veces sorprende alguna película que sale de la mediocridad y el conformismo reinante, y este pasado festival ha sido -contra todo prejuicio- una película protagonizada por Fernando Tejero y Malena Alterio, para sorpresa y resignación de muchos.

A ver, como te lo explico. No solo es que no tengamos casa, es que también nos han cortado de hombros para abajo.

Que el protagonismo de una historia que han padecido tantas familias (y tantos pobres bancos y especuladores, pobreticos) recaiga en la pareja más conocida de la televisión es un tremendo acierto. La identificación es total, la conversión de roles (de comedia costumbrista al drama social) se produce de manera natural, a nuestros ojos. De la misma manera que la película avanza hasta convertirse no solo en una historia de fuerte calado social, sino en un vehículo revolucionario, una batalla perdida en contra de los de arriba, esos que siempre ganan. Llegado un punto de no retorno, rompe con el habitual discurso adocenado del Aranoa de los huevos y cruza la línea de lo políticamente correcto para dejar de ser cine social costumbrista acomodado, sino cine de acción, pero no del de Jason Statham, del de actuar para cambiar las cosas sabiendo que hemos perdido, en lugar de quedarnos quietos esperando que llegue el 20-N para que nada cambie y perdamos igual.

Por esa valentía y honradez que desprende la obra de Max Lemcke, Cinco Metros Cuadrados merece una atención y un reconocimiento que no está recibiendo en su paso por taquilla. «Si nos cuesta pagar nuestro piso, como para pagar la entrada de una película española», pensarán algunos. No tenía distribuidor cuando ganó con merecimiento casi todos los premios en Málaga y su tardío estreno quizás haya afectado negativamente a su promoción, pero sobre todo la realidad es que el cine contra el sistema nunca esta bien visto, y menos en época de elecciones. A no ser que este lama la mano de su amo. Afortunadamente, la muerde. Para ver en sesión doble con Crematorio y creer, no solo que otro cine y otra televisión son posibles en España, sino que otros españoles también.

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El emmental, querido Watson.

Sherlock Holmes está de moda. La BBC actualizó el personaje con una serie de gran éxito y Guy Ritchie superó el «síndrome Madonna» volviendo a triunfar en taquilla con su libre adaptación protagonizada por Robert Downey Jr. Pero no fueron los únicos. Ellos, los que no deben ser nombrados, siempre están al acecho de cualquier éxito comercial para hacer su propia versión, y Sherlock Holmes pese a su inteligencia no puedo escaparse de sus garras. Hablo ni más ni menos que de The Asylum, la productora casposa por excelencia creadora de grandes obras maestras como Mega Shark vs Giant Octopus, Serpientes en el tren, Transmorphers o Sunday School Musical entre otras, que la lista es enorme y no acabaría nunca.

Como no podía ser de otra forma, aprovechando el estreno de la película de Guy Ritchie sacaron su propia versión de Sherlock Holmes, titulada de la misma manera, intentando así engañar a algún despistado. Y vaya si lo consiguieron, aunque quizás no como ellos esperaban.

Dinosaurios y monstruos marinos en Londres, peliculón si no tuvieran solo 9 euros de presupuesto para los efectos y los gastaran en el poster.

Mientras que el Sherlock Holmes de Ritchie superaba los 300 millones de dólares en taquilla en todo el mundo, probablemente la versión de The Asylum no la verían ni en su casa… salvo unos despistados usuarios de filmaffinity a los que parece que les gustó mucho, o al menos tanto como la otra.

Adivinen las 7 diferencias: Más de mil personas todavía no las han encontrado.

Sorprendentemente, la ficha del Sherlock Holmes de The Asylum aparece con un buen número de votos (1.184 a día de hoy), cuando su éxito más friki –Megashark– apenas llega a las 400, pero la nota media cambia ostensiblemente y si que tiene unas cuantas críticas que constata que al menos la gente la ha visto. Aunque lo que sorprende especialmente es el asombroso parecido de la media y el gráfico de votaciones del Sherlock de Ritchie y el de The Asylum. Vamos a suponer que 84 valientes vieron esta magnífica versión, ¿Cómo es posible que más de mil personas se equivoquen de película a la hora de votar y no sepan distinguir una versión de otra? ¿Tan poca diferencia de calidad hay entre ambas? ¿Es el primer paso de The Asylum para la dominación mundial? Muchas preguntas y ninguna respuesta, habrá que esperar a la segunda parte.

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